Parque Arqueológico de Chinguaro



Con el fin de que todos conozcamos un poco más sobre éste maravilloso lugar, les ofrecemos a continuación una breve reseña sobre la historia de Chinguaro.



Los poderosos Menceyes de Güímar habitaron en Chinguaro. Este paraje fue el centro político desde el que se organizaba un amplio territorio coincidente con el Sureste de la Isla de Tenerife, desde la actual Santa Cruz hasta Arico. En el cauce del barranco un “Eres”, depósito de arenas que permite la conservación de una cantidad de agua de lluvia, propiciaba la pervivencia del grupo humano. En los alrededores de Chinguaro existía un “Tagoror” y una torre de vigilancia El Taro, que permanece muy modificada.



En Chinguaro se depositó la imagen de María que los guanches hallaron en Chimisay. En esta cueva se desarrolló uno de los episodios más trascendentales de la Evangelización isleña.



Un joven guanche, que con anterioridad había sido apresado en las costas para su cristianización en Lanzarote donde le impusieron el nombre de Antón, había conseguido regresar a su tierra natal. A su regreso a Güímar se dirigió a la cueva del Mencey, donde éste le mostró la imagen aparecida. Cuando Antón vio la imagen de la Virgen realizó la primera catequesis de Tenerife. Usando los elementos de la religión aborigen exclamó que la imagen hallada era “la Madre del Sustentador de cielo y tierra” y lo hizo como es natural con unas palabras guanches que por su índole religiosa han pervivido hasta la actualidad:


ACHAMYEX GUAYAXERACH ACHORON ACHAMAN


Después de la conquista de la Isla, Chinguaro permaneció como un lugar de peregrinación local. El importante Camino Real de Candelaria se trazó en sus inmediaciones, de forma que muchos peregrinos y viajeros pudieron frecuentar el paraje. Con el tiempo el lugar recibió el nombre de Las Cruces debido a la presencia de este signo cristiano. Entre los años 1793 y 1806 Francisco Escolar y Serrano elaboró su Estadística de las Islas Canarias en la que indicaba: “...Otros lugares de culto son...la Santa Cruz, en la misma cueva donde según la tradición habitaba el rey de Güímar...”

Andando el tiempo se construyó una ermita sobre la cueva donde se situó a la Virgen según la tradición de Güímar. La imagen de la ermita sobre la cueva fue recogida en 1827 por cónsul de Francia en Tenerife, Sabino Berthelot, tras su conocida visita a las fiestas de San Pedro. Esta estampa constituye un referente gráfico e histórico de lo que fue Chinguaro en un pasado no tan remoto.




El deterioro de Chinguaro comenzó en 1913 con la construcción de la Charca de las Cruces. El escombro resultante de limpiar el vaso de la presa se depositó sin respeto, sepultando la Cueva del Mencey y el “Eres” del cauce. Hacia 1928 un grupo de güimareros responsables practicaron un acceso por medio de escaleras, mediante el cual se bajaba a la cueva, que había quedado bajo tierra. Sobre aquel depósito de tierras se plantaron jardines que muchos recordamos.
A finales de los años 70 se desplomaba la antigua Capilla de Las Cruces, que había sido muy transformada y los parroquianos trasladaban a San Pedro el Cuadro de Chinguaro y otros enseres tan humildes como el Via Crucis, conseguido juntando estampas de un jarabe para la tos.

El deseo de recuperar Chinguaro ha sido evidente: aportaciones notables de los emigrantes en Venezuela, inocentes ventas de dulces en las fiestas de San Pedro, y un sinfín de reuniones y proyectos que han durado casi 3 décadas.




El camino ha sido complicado, con momentos de verdadera oscuridad. Acciones tan importantes como la retirada de los escombros del vaso del barranco; el descubrimiento de restos aborígenes en la cueva principal; o tan controvertidas como la demolición de los restos de la Ermita, jalonaron un proceso muy difícil.

En el año 2000 era evidente el punto muerto en el que se encontraba. Ello obligó a reiniciar todo, con la voluntad clara de consensuar las intenciones de la Diocesis Nivariense, Cabildo de Tenerife y Ayuntamiento de Güímar. El acuerdo entre las 3 instituciones ha permitido la compra de terrenos y la construcción de la Ermita, según el proyecto ganador del Concurso de Ideas Internacional convocado en 2001.
El equipo ganador, bajo el nombre de Tajea, planteó un ambicioso plan, del cual solo se ha efectuado una primera fase. Desde hace pocos meses el viajero que pasa por el Camino de Tonazo descubre una Ermita sobre la Cueva del barranco, algo que en sustancia es similar a lo que vio Berthelot en 1827. Y aunque la Ermita es de factura moderna en sus puertas se puede apreciar la imagen característica del grabado mandado a realizar por el cónsul francés.









Javier Eloy Campos Torres. 2007.

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